Cambio de rumbo: la ciberseguridad

Recientemente finalicé la novena edición del Programa IMPACT #Include en Ciberseguridad de la Fundación GoodJob. Esta formación, que empezó el 27 de mayo y finalizó el 5 de julio de este año, tuvo una duración de 195 horas.

Puedo aseguraros de que esta experiencia académico-profesional me ha marcado sobremanera y jamás hubiera imaginado que viviría algo parecido. Por este motivo, quiero dedicar este primer artículo de mi página web a explicaros esta vivencia.

Pero antes de nada, permitidme que os ponga en contexto.

¿Por qué decidí cambiar el rumbo profesional?

Durante los dos últimos años he estado colaborando en calidad de asesor jurídico externo con varias entidades de salud mental. Teniendo en cuenta mi experiencia profesional y personal, siempre he creído que mi principal cometido en esta vida sería ayudar a que las personas con discapacidad psicosocial conozcan y ejerzan, en su caso, sus derechos.

Sin embargo, las expectativas profesionales que uno puede tener en el Tercer Sector son muy limitadas debido a la infrafinanciación y la dependencia excesiva de la Administración Pública. No deja de ser curioso que un sector tan necesario como este sea el que más precariedad sufre, con independencia de cuál sea el color del partido político de turno.

El último encargo profesional que tuve fue la elaboración de un estudio jurídico sobre la aplicación de las reformas legales de 2021 sobre medidas de apoyo relativas al ejercicio de la capacidad jurídica de las personas con discapacidad en Cataluña.

Paralelamente a esta encomienda, participé en una disputa de Derecho Deportivo internacional (caso de dopaje) ayudando directamente al abogado que presidía el tribunal arbitral.

Como hombre de leyes inquieto y con ganas de aprender constantemente, siempre estoy abierto a explorar y colaborar en nuevos proyectos.

Aunque estas últimas experiencias profesionales fueron muy enriquecedoras e interesantes, lo cierto es que notaba un estancamiento desde hacía tiempo. No me atrevía a reconocerlo, pero había llegado el momento de tomar una decisión.

Por este motivo, presenté mi candidatura a múltiples procesos de selección de despachos, organizaciones sin ánimo de lucro y empresas de otros sectores a principios de este año. Aunque estuve inmerso en algunos procesos, no tuve mucho éxito. De hecho, el látigo de la indiferencia acabó convirtiéndose en un castigo que estaba haciendo bastante mella en mi autoestima.

No sé hasta qué punto el hecho de haber dicho públicamente que tengo un problema de salud mental durante estos años ha supuesto un perjuicio para conseguir un empleo. De todos modos, quiero deciros que no me arrepiento de las acciones de concienciacion realizadas en el pasado. Es más, volvería a hacer exactamente lo mismo asumiendo el coste asociado a dicha acción.

La Fundación GoodJob

A principios de este año, mientras estaba buscando ofertas laborales en distintas plataformas, vi un anuncio de la Fundación GoodJob. Esta entidad sin ánimo de lucro tiene como principal objetivo la inclusión de las personas con discapacidad en el mercado laboral ordinario (en concreto, en el ámbito tecnológico).

Resulta que GoodJob estaba buscando personas con un grado de discapacidad igual o superior al 33% para formarse y trabajar posteriormente en la industria de la ciberseguridad. Presenté la candidatura de inmediato porque esta oportunidad era un soplo de aire nuevo y necesitaba nuevos estímulos en mi vida.

Recuerdo la conversación telefónica que tuve con una de las preparadoras laborales de la Fundación cuando estaba inmerso en el proceso de selección. Desde el principio me advirtió de que aquella formación requeriría de mucho compromiso y planificación por mi parte. Y no solo eso: también debería aprender a gestionar la frustración y escenarios de máxima incertidumbre.

Acepté el reto. Y esto es lo que pasó.

1ª etapa: programa IMPACT #Cero

Antes de empezar con la ciberseguridad, era imprescindible superar el Programa IMPACT #Cero de la misma Fundación. Los contenidos de dicha formación equivalen al Marco de Competencias Digitales para la Ciudadanía de la Unión Europea (DigComp 2.2), el cual se divide en cinco grandes bloques:

  1. Búsqueda y gestión de información y datos
  2. Comunicación y colaboración
  3. Creación de contenidos digitales
  4. Seguridad
  5. Resolución de problemas

Este programa fue una grandísima introducción y repaso de aspectos fundamentales de las TIC. Son los cimientos, lo que en principio debería tener cualquier ciudadano europeo. Desconozco hasta qué punto la población tienes estas competencias digitales mínimas, pero se trata de una materia fundamental para cualquier joven de hoy en día.

No es casualidad que estas materias (se me ocurre también la Educación Financiera) no se enseñen en edades tempranas. Pero esto ya daría para otra publicación de otra índole.

2ª etapa: programa IMPACT #Include en Ciberseguridad

Soldados avanzando posiciones por un bosque frondoso.

Tras la superación de esta formación inicial, era consciente de que la próxima etapa sería algo totalmente distinto tanto por su complejidad como por el nivel de exigencia. Y así fue.

De hecho, y no exagero, viví este programa como si estuviera de nuevo en la universidad: entregas semanales de trabajos técnicos (y de recursos humanos), tutorías orales y evaluables cada viernes (media de 60-80 preguntas que debíamos prepararnos) y entrega de un Trabajo de Fin de Curso. Todo esto sumado a las jornadas maratonianas de clases donde se explicaban multitud de conceptos que, para un rookie en la materia, no es fácil absorberlos rápido.

Los contenidos que tratamos en este programa son los siguientes:

  • Módulo 1. Ecosistema de la Ciberseguridad
  • Módulo 2. Operaciones de Ciberseguridad
  • Módulo 3. Cibervigilancia con herramienta ELENA de CCN-CERT (Centro Criptológico Nacional)
  • Módulo 4. Ciberseguridad perimetral con Fortinet
  • Módulo 5. Ciberseguridad en entornos Cloud: Microsoft
  • Módulo 6. Analítica, Gobierno, Riesgo y Cumplimiento. Industrial OT/IOT y entorno IA

No voy a engañaros. Hubo semanas que acabé desquiciado, desanimado, enfadado y con una dosis de frustración que jamás había experimentado. Y sí, alguna lágrima también cayó.

Al fin y al cabo, me estaba exponiendo a un nivel de presión y exigencia ya de por sí muy elevado. Reconozco que mi forma de ser no ayudó en este sentido porque soy bastante exigente conmigo mismo. Dicen que es una cualidad, pero a veces creo que esto constituye un freno muy importante para avanzar en esta vida.

A todo ello estaba expectante por ver cómo el Trastorno Obsesivo Compulsivo reaccionaría en este contexto tan adverso. ¿Hasta qué punto interfiriría en mis quehaceres diarios? ¿Podría cumplir con todos los plazos establecidos? ¿Cuántas interrupciones tendría mientras estuviera preparándome las tutorías? ¿Y el TFC?

Últimas palabras

Han sido unas semanas apasionantes y llenas de aprendizaje. Y volvería a repetir la experiencia sin dudarlo porque los beneficios superan con creces los aspectos menos atractivos, como son las jornadas largas e intensas, la entrega constante de trabajos, los escenarios de incertidumbre extrema y la gestión de la frustración. Por cierto, creo que las próximas ediciones de esta formación deberían denominarse «Programa IMPACT #Include en Ciberseguridad y gestión de la frustración«.

Una vez más, quise ponerme a prueba y ver hasta qué punto era capaz de gestionar situaciones muy adversas atendiendo a mis circunstancias personales. Y las conclusiones son las siguientes:

  1. He respondido a los distintos factores estresores mejor de lo que me esperaba.
  2. Aunque el trabajo bajo presión no es mi fuerte, sí que soy capaz de sobrellevarlo y cumplir con las expectativas. Eso sí, el coste sigue siendo demasiado oneroso.
  3. El apoyo de los compañeros de la formación y las clases de gimnasio (Body-Pump, GAP, Spinning, Pilates y Yoga) han sido fundamentales para mi rendimiento. Hemos hecho un equipo espectacular de Navy Seal (de ahí la segunda foto). .

Hace unos años hubiera sido imposible realizar esta formación. He obtenido un 9,09 en la calificación final, pero lo más importante para mí es el hecho de haberme demostrado que estoy preparado para jugar en Champions League.

Ahora toca seguir formándome y encontrar algún «club» que confíe en mí.

Gracias de corazón, Fundación GoodJob.

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